jueves, 1 de octubre de 2009

CHILE


Chile es un país ubicado en el extremo suroeste de América del Sur. Su nombre oficial es República de Chile y su capital es la ciudad de Santiago de Chile.
Chile comprende una larga y estrecha franja de tierra conocida como Chile continental, entre el océano Pacífico y la cordillera de los Andes, que se extiende entre los 17º29'57'S y los 56º32'S de latitud (islas Diego Ramírez), limitando al norte con Perú, al este con Bolivia y Argentina, y al sur con el paso Drake. Además, posee territorios insulares en el océano Pacífico, como el archipiélago Juan Fernández, Sala y Gómez, islas Desventuradas y la isla de Pascua (ubicada en la Polinesia), totalizando una superficie de 755.838,7 km².
Por otra parte, Chile reclama soberanía sobre una zona de la Antártida de 1.250.257,6 km², denominada Territorio Chileno Antártico y comprendida entre los meridianos 90º y 53º Oeste prolongando su límite meridional hasta el Polo Sur. Esta reclamación está congelada de acuerdo a lo establecido por el Tratado Antártico, sin que su firma constituya una renuncia. Debido a su presencia en Sudamérica, Oceanía y la Antártida, Chile se define a sí mismo como un país tricontinental.
Sus cerca de 17 millones de habitantes promedian índices de desarrollo humano, porcentaje de globalización, PIB per cápita, nivel de crecimiento económico y calidad de vida, que se encuentran entre los más altos de América Latina.

Geografía

Chile se extiende a lo largo de más de 4.200 km en una estrecha franja entre la Cordillera de los Andes y la costa suroriental del Océano Pacífico. Su ancho máximo alcanza los 440 km en el paralelo 52º21'S y su ancho mínimo es de 90 km en 31º37'S. Se ubica a lo largo de una zona altamente sísmica y volcánica, perteneciente al Cinturón de fuego del Pacífico, debido a la subducción de la Placa de Nazca en la Placa Sudamericana.
A fines del Paleozoico (230 millones de años), Chile no era más que una depresión marina con sedimentos acumulados y que comenzó a levantarse a fines del Mesozoico debido al choque entre las placas de Nazca y Sudamericana, dando origen a la Cordillera de los Andes. El territorio sería modelado por millones de años más debido al plegamiento de las rocas, dando forma al relieve actual.
El relieve chileno está integrado por una Depresión intermedia que cruza al país de forma longitudinal y es flanqueada por dos alineaciones montañosas: la Cordillera de los Andes al este, frontera natural con Bolivia y Argentina, con su punto más alto situado en el Nevado Ojos del Salado, a 6.893 msnm, convirtiéndolo en el volcán activo más alto del mundo,[23] y la Cordillera de la Costa al oeste, de menor altura con respecto a la de los Andes, con su punto más alto situado en el morro Chache, de 2.338 msnm. Entre la Cordillera costera y el Pacífico se encuentra una serie de planicies litorales, de extensión variable y que permiten el asentamiento de localidades costeras y grandes puertos. Algunas partes del territorio logran abarcar territorios llanos al oriente de los Andes, como el Altiplano o Puna de Atacama y las pampas patagónicas y magallánicas.
El Norte Grande es la zona comprendida entre el límite septentrional del país y el paralelo 26ºS, abarcando las tres primeras regiones del país. Se caracteriza por la presencia del Desierto de Atacama, el de mayor aridez en el mundo. El desierto se ve fragmentado por quebradas que dan origen a zonas conocidas como la Pampa del Tamarugal. La Cordillera de la Costa es maciza y cae abruptamente formando el Farellón Costero que reemplaza a las planicies litorales, prácticamente ausentes. La Cordillera de los Andes, dividida en dos y cuyo brazo oriental recorre Bolivia, tiene una altura elevada y de importante actividad volcánica, la que ha permitido la formación del altiplano andino y de estructuras salinas como el Salar de Atacama, debido a la acumulación de sedimentos durante años.
Al sur se encuentra el Norte Chico que se extiende hasta el río Aconcagua. Los Andes comienzan a disminuir su altitud hacia el sur y comienzan a acercarse a la costa, alcanzando los 95 km de distancia a la altura de Illapel, la zona más angosta del territorio chileno. Los dos sistemas montañosos se entrecruzan prácticamente eliminando la Depresión Intermedia. La existencia de ríos que atraviesan el territorio permite la formación de valles transversales, donde se ha desarrollado fuertemente la agricultura en el último tiempo, mientras las planicies litorales comienzan a ampliarse.
El Valle Central es la zona más habitada del país. Las planicies litorales son amplias y permiten el establecimiento de ciudades y puertos junto al Pacífico, mientras la Cordillera de la Costa desciende su altura. La Cordillera de los Andes mantiene alturas superiores a los 6.000 msnm pero lentamente comienza a descender acercándose a los 4.000 msnm en promedio. La depresión intermedia reaparece convirtiéndose en un fértil valle que permite el desarrollo agrícola y el establecimiento humano, debido a la acumulación de sedimentos. Hacia el sur, la Cordillera de la Costa reaparece en la Cordillera de Nahuelbuta, mientras los sedimentos glaciales dan origen en la zona de La Frontera a una serie de lagos.
La Patagonia se extiende desde el Seno de Reloncaví (a la altura del paralelo 41ºS) hacia el sur. Durante la última glaciación, esta zona estaba cubierta por hielos que erosionaron fuertemente las estructuras del relieve chileno. Como resultado de esto, la Depresión Intermedia se hunde en el mar, mientras la Cordillera de la Costa da origen a una serie de archipiélagos como los de Chiloé y el de los Chonos hasta desaparecer en la Península de Taitao, en el paralelo 47ºS. La Cordillera de los Andes pierde altura y la erosión producida por la acción de los glaciares ha dado origen a fiordos. En los Andes patagónicos se destaca, además, la presencia de grandes masas de hielo conocidas como Campos de Hielo que corresponden a las mayores reservas de agua del Hemisferio Sur fuera de la Antártida.[24] Al oriente de la Cordillera se localizan zonas relativamente llanas, especialmente en la zona del estrecho de Magallanes y a lo largo de Tierra del Fuego.
La Cordillera de los Andes, al igual que previamente lo había hecho la Cordillera de la Costa, comienza a desmembrarse en el océano dando origen a un sinnúmero de islas e islotes hasta desaparecer en el Cabo de Hornos, hundiéndose en el Paso Drake y reapareciendo en el Arco de las Antillas del Sur y luego en la Península Antártica, como los Antartandes, en el Territorio Chileno Antártico, que se extiende entre los meridianos 53ºW y 90ºW.
En el medio del Océano Pacífico, el país tiene soberanía sobre diversas islas, conocidas en conjunto como Chile Insular, en que destacan el archipiélago de Juan Fernández y la isla de Pascua. Estas islas tienen un origen volcánico debido a que se encuentran en las zonas de fractura entre la Placa de Nazca y la Placa Pacífica, conocida como Dorsal del Pacífico Oriental.

Clima

La fría Corriente de Humboldt produce un descenso de las temperaturas a lo largo del país, lo que favorece el desarrollo humano en las costas y la industria pesquera. El aumento en sus temperaturas debido a El Niño genera fuertes precipitaciones e inundaciones en Chile.
Artículo principal: Clima de Chile
La longitud del país es el principal factor que existe para la gran variedad climática del territorio. La Cordillera de los Andes regula el paso de masas de aire, impidiendo el paso de vientos desde las pampas argentinas hacia el territorio chileno y de la influencia marítima hacia la vertiente oriental.
En la zona norte del país, el clima es de carácter desértico, con escasas precipitaciones. Las temperaturas tienen leves variaciones a lo largo del año, manteniéndose en promedio en torno a los 20°C. La Corriente de Humboldt estabiliza y enfría las zonas costeras y permite la presencia de abundante nubosidad conocida como camanchaca. En las zonas interiores, la oscilación térmica es alta con nula humedad y ausencia de nubes, lo que ha permitido la instalación de grandes observatorios en la zona. En la zona del altiplano, las temperaturas descienden debido al efecto de la altitud creando un clima estepárico frío que se caracteriza por precipitaciones estivales, conocido como invierno altiplánico. En la zona del Norte Chico, existe un clima estepárico cálido o semiárido que sirve como transición hacia climas más fríos hacia el sur. Las precipitaciones son irregulares y se concentran en la temporada invernal.
Desde el valle del Aconcagua hacia el sur, el clima dominante es el mediterráneo en todo el territorio, a excepción de las altas cimas de la Cordillera de los Andes de clima frío por efecto de la altura. Las cuatro estaciones están claramente marcadas, con un verano seco y cálido y un invierno lluvioso y frío. La zona costera presenta temperaturas reguladas por el efecto marítimo, mientras las zonas interiores presentan una alta oscilación térmica pues la Cordillera costera actúa como biombo climático. En Santiago, las temperaturas en el verano promedian los 20º con extremas de 36°C durante el verano (enero), mientras que en el invierno (junio) las temperaturas pueden llegar a los -2°C y un promedio de 9,8°C, con años nevosos como el 2005.
Las lluvias aumentan hacia el sur, que presenta un clima marítimo lluvioso entre la Región de la Araucanía y la Península de Taitao. En el extremo austral, se desarrolla un clima estepárico frío caracterizado por una gran amplitud térmica, bajas temperaturas y una disminución de la pluviosidad que se presenta en invierno, generalmente en forma de nieve, mientras en el Territorio Antártico predomina el clima polar
En las zonas insulares del país, el clima es fuertemente afectado por el efecto enfriador del océano. La isla de Pascua presenta un clima único de características subtropicales con una media de 1.138 mm anuales de precipitaciones distribuidas durante el año.

Flora y fauna

El clima y el relieve del país condicionan el desarrollo de la vida y la formación de diferentes ecosistemas en el país.
La zona norte del país se caracteriza por su escasa vegetación debido a la extrema aridez del desierto de Atacama y la ausencia de precipitaciones. Árboles como el tamarugo, el pimiento, el algarrobo y el chañar y diversas especies de cactus son las pocas especies vegetales que pueden adaptarse a las duras condiciones climáticas. En las zonas altiplánicas la vegetación aumenta, destacando la yareta y la queñoa. La familia de los auquénidos, es decir, guanacos, vicuñas, llamas y alpacas, son los principales animales que habitan la zona, junto a otras especies de menor tamaño como vizcachas y chinchillas mientras en las lagunas altiplánicas habitan especies de flamencos. En la zona del Norte Chico, cuando se produce un período extraordinario de precipitaciones, se produce el evento conocido como Desierto Florido en que las tierras áridas se ven pobladas de diversas especies de flores, como la añañuca. A lo largo de toda la cordillera de los Andes, la especie insigne es el cóndor de los Andes, símbolo del país en el escudo nacional.
Entre el sur de la Región de Atacama y la Región de Coquimbo se produce un lento proceso de transición hacia una vegetación más abundante, caracterizándose por la mayor presencia de vegetación, en las zonas costeras de Talinay y Fray Jorge existen bosques residuales del tipo valdiviano, en el Norte Chico aparecen especies propias de clima mediterráneo como el boldo, el espino y el quillay.
En la zona centro-norte se extiende la zona conocida como bosque esclerófilo, formación vegetal muy degradada por los incendios, la fabricación de carbón, la utilización del suelo para la agricultura y la expansión de los grandes núcleos urbanos. Algunas especies características de la vegetación del Valle Central son el espino, el boldo, el litre, el quillay, el arrayán, el maitén, el matico, el roble y la palma chilena, entre otros. El puma, el coipo, el degú, el zorro culpeo, el treile, la bandurria, el zorzal, la diuca y el loro tricahue son algunos de las especies de la fauna nativas de la zona.
Al sur del río Biobío, la vegetación se vuelve más tupida y se presenta el llamado bosque valdiviano. Algunas especies vegetales características son la murtilla, el copihue, flor nacional, diversos helechos y árboles como laurel, tepa, luma, tineo, avellano, varias especies de mañíos, alerce y la araucaria, estos últimos amenazados de extinción. El puma es el principal carnívoro de la zona y habita en casi todo el país, salvo donde ha sido erradicado por la presencia humana. Otras especies animales características son cisnes, el colocolo, el pudú y el monito del monte. Uno de los mayores problemas ambientales de esta zona es la sustitución de enormes extensiones de bosque nativos por plantaciones de pino y eucalipto.
En las dos regiones más australes del país, existen grandes extensiones de bosque siempreverde, similar al valdiviano, aunque con menos especies arbóreas, destacando por su importancia económica el ciprés de las Guaitecas, hoy arrasado en su mayor parte. Hacia el interior se desarrollan bosques caducifolios, en los que predomina la lenga y, más al oriente, grandes formaciones estepáreas de pastos duros, donde habitan guanacos, ñandúes, zorros, piches, peludos, pumas, etc. En esta zona de la estepa, se desarrolló una ganadería extensiva de ovinos, que tuvo en la estancia, su mayor expresión social y cultural. El huemul, presente en el escudo de Chile y que antiguamente habitó gran parte del país, sólo sobrevive en áreas de difícil acceso en esta zona.
Finalmente, en el extremo austral de esta zona, la vegetación se reduce a algunos árboles achaparrados, tales como el canelo, coigüe de Magallanes y ñirre, al igual que diversas especies arbustivas y herbáceas, musgos y líquenes.
El Territorio Antártico, se encuentra en su mayor parte cubierto de hielos permanentes, por lo que su diversidad vegetal se reduce a algunas especies de musgos y líquenes. Sin embargo, la fauna alcanza en las costas una riqueza y valor excepcionales.
La costa del país es habitada en toda su extensión por una gran cantidad de aves, como gaviotas, pelícanos, cormoranes y albatros. El lobo de mar es característico de toda la costa chilena y existen algunas especies de pingüinos como el pingüino de Humboldt y el de Magallanes y un importante número de cetáceos como delfines en Coquimbo y de ballenas en Magallanes. En el mar, existen diversas especies de peces y mariscos que convierten a Chile en uno de los países con mayor variedad de fauna marina en el mundo: el jurel chileno, la merluza, la anchoveta, la cojinova, el congrio y el lenguado son algunos de los peces más característicos de la costa chilena, mientras algunos moluscos abundantes son la almeja, el choro, el loco, la ostra y el ostión, entre otros. El salmón y la trucha, introducidos en el país, en la actualidad son las principales especies de peces en los ríos del país.
En los territorios insulares, la fauna y flora son únicas en el mundo. Mientras en isla de Pascua el característico árbol del toromiro está prácticamente extinto, el Archipiélago de Juan Fernández cuenta con más de 200 especies vegetales únicas como la palmera chonta y algunas especies animales endémicas como el picaflor de Juan Fernández y el lobo marino de dos pelos.

Población

Chile tiene una población estimada de 16.598.074 habitantes al año 2007.[6] Según el último censo realizado el 2002, esta cifra era de 15.116.435 habitantes, de los cuales 7.447.695 eran hombres y 7.668.740, mujeres.
El crecimiento de la población se ha reducido durante los últimos años. A fines del siglo XIX, la población alcanzaba los 2.695.625, la que creció a los 5.023.539 en 1940 y los 13.348.341 habitantes en 1992. Aunque la población de Chile se ha quintuplicado durante el siglo XX, la tasa de crecimiento intercensal 1992-2002 fue del 1,24% anual, y la que debería seguir bajando durante los próximos años.
Debido a las mejoras en las condiciones de vida de la población, la esperanza de vida de los chilenos (la más alta de América del Sur) ha aumentado a los 77,74 años en el período 2000 - 2005. En 2003, la tasa de natalidad llegó a un mínimo histórico del 15,6‰ y la de mortalidad en un 5,3‰, con una tasa de crecimiento natural del 10‰, mientras que la tasa de mortalidad infantil ha bajado a 7,8‰. Estas cifras permiten establecer un proceso de envejecimiento de la sociedad chilena en la que al año 2020, la mayor parte de la población tendrá sobre 35 años, superando al grupo etáreo joven, dominante en este momento. Así, la pirámide de población se convertirá, para el año 2025, en un perfil campaniforme que representa el proceso de transición demográfica que vive el país.

El grueso de la población chilena pertenece a dos grandes grupos étnicos, criollos y mestizos, que juntos constituyen alrededor del 95% de la población. Los criollos provienen principalmente de la antigua inmigración española y de las inmigraciones europeas ocurridas desde el siglo XVIII hasta el siglo XX. La población mestiza proviene fundamentalmente la mezcla entre españoles de origen castellano, extremeño y vasco e indígenas pertenecientes principalmente a los pueblos picunche, diaguita y mapuche habiendo desaparecido los dos primeros durante la Colonia.
En 1848 se emprendió la colonización alemana, patrocinada por el gobierno chileno para poblar el sur del país. Con el tiempo, esa inmigración alemana influenció la composición cultural de gran parte del sur chileno, principalmente de las provincias sureñas de Valdivia, Llanquihue y Osorno. Otras personas, provenientes de Europa y el Medio Oriente arribaron a Chile (principalmente a los extremos norte y sur del país y los puertos) durante los siglos XIX y XX, incluyendo italianos, británicos, franceses, españoles, palestinos, judíos, irlandeses y croatas.
El número total de inmigrantes de países vecinos durante el mismo período fue de un valor similar. Actualmente, la inmigración de países vecinos a Chile es la más importante, y durante la última década ésta se ha duplicado hasta las 274.464 personas en 2006, principalmente provenientes de Argentina, Bolivia y Perú.
En cuanto a la emigración, ésta ha disminuido durante la última década, pero aún se estima que 857.781 chilenos y descendientes de chilenos viven en el exterior,[30] de los cuales un 50,1% estaría en Argentina, un 13,3% en Estados Unidos, un 8,8% en Brasil, un 4,9% en Suecia, y poco más de un 2% en Australia. Dentro del país, la movilidad de la población se ha acrecentado durante las últimas décadas provocando una migración masiva desde los campos hacia las grandes ciudades del país. Mientras en las regiones del centro-sur del país, más del 80% de su población nació en la misma región (en la Región del Biobío alcanza el 86,11%), en la Metropolitana de Santiago sólo lo es el 71% de la población, mientras en las regiones extremas como en la Región de Magallanes esta cifra llega sólo al 55%.

Religión
Según el último censo de 2002, 7.853.428 de los chilenos de 15 años o más se declaró católico, equivalente al 69,96% de la población total, representando una baja en el número de sus fieles en comparación con el censo de 1992, en el cual un 76,4% de la población de 14 años y más se declaró católica. Un 15,14% de los chilenos se declara evangélico, un 1,06% como testigo de Jehová, un 0,92% como mormones y un 0,13% como judío. Un 8,3% del país se declaró como ateo o agnóstico, mientras un 4,39% afirmó seguir otra religión.
La Iglesia Católica está separada del Estado desde 1925, año en que el Presidente Arturo Alessandri y el Arzobispo Crescente Errázuriz, llegaron al acuerdo de separar a la Iglesia del Estado chileno en la Constitución. De este modo se terminó con el reconocimiento como religión oficial del Estado, renunciando éste al derecho de patronato que se heredó desde la Independencia, sin la aceptación de la Santa Sede, y consagrando una amplia libertad de culto. Aunque la relevancia del catolicismo ha ido declinando en los últimos años, todavía es la religión predominante y aún goza de algo de influencia en la sociedad.
El ecumenismo en Chile es de larga data. Ya en el año 1970, a solicitud del gobierno y con el apoyo del Cardenal Silva Henríquez se realizaron modificaciones en el tradicional Te Deum del 18 de septiembre, con el fin de transformarlo en una ceremonia de todas las iglesias cristianas, además de contar con la participación de representantes judíos, musulmanes y de la Masonería. Durante los primeros años del régimen de Pinochet, las diferentes iglesias cristianas crearon el Comité Pro Paz, que se convertiría en la Vicaría de la Solidaridad en 1975 (bajo el alero de la Iglesia Católica), ganándose el respeto por su ardua defensa de los derechos humanos.

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